Milonga Xola Moderna: el Buenos Aires chilango

Aníbal Santiago

Ciudad de México (CDMX).- Los chavos de San Pedro Iztacalco, Viaducto Piedad y Moderna castigan la duela de cemento con el tac-tac-tac de su pelota de basquetbol: “¡pásala, güeeeey!”. Los niños estiran el brazo para arrancar del palo su algodón de azúcar. Los amantes absorben sus besos ansiosos en las bancas. Sabroso sábado mexicano, pensaríamos.

No, no te equivoques. Si apartas tu mirada de todo eso y te concentras en lo que sucede al norte del Parque Moderna, estarás en Buenos Aires. Sí, señor, señora, en Buenos Aires, Argentina.

Presta atención a lo que oyes sobre el escenario de este jardín chilango: el maestro Carlos Almazán le explica a una joven de preciosos ojos negros cómo colocar la cadera para dar el paso Cunita y Sacada. La profesora Gaby Mestas explica a un hípster de barba espesa que debe enderezar la espalda en un Gancho con Respuesta. Y el profesor Miguel García rodea la cadera de una señora de melena rojiza para que las puntas de sus pies la dejen ejecutar una Baldosa.

¿Qué es todo esto? Tango, tango, tango. Como si pisaras San Telmo, el barrio más tanguero de la capital argentina, y no estuvieras a tres cuadras de la Calzada de Tlalpan, donde los coches van rumbo al Zócalo de bailarines que no son argentinos, sino concheros mexicanos que al mover sus tobillos hacen sonar los tenábaris prehispánicos.

Pero los sábados acá suena Argentina: música que ha viajado 9 mil kilómetros desde el Río de la Plata. En una bocina negra, Cayetano di Sarli canta Ya no te quiero ver llorar / Sé que las cosas cambiarán, lo harán / Sé que es difícil despertar / Cuando las cosas van tan mal.

Quizá iban mal para Di Sarli, “El Señor del Tango” muerto hace 63 años, pero aquí van muy bien: los 30 alumnos de la llamada “Milonga Xola-Moderna” se mueven con elegancia señorial. No se distraen jamás. Cada sábado, de 4 a 5 pm toman sus clases, y de 5 a 8 bailan. Una escuela tanguera que luego se vuelve club de tango en plena Ciudad de México. Como para no tener dudas de en qué país estamos, bailan delante de un mural con los rostros de Diego Rivera, Consuelito Velázquez, Joaquín Pardavé y Tin Tan con sus ojos saltones y sorprendidos, atónito ante el exótico show.

¿Podemos confiar en que los maestros volverán buenas bailarinas y bailarines a todas estas profesionistas, amas de casa, oficinistas que el sexto día de la semana se bajan en la Línea 2 del Metro para aprender a moverse con la poesía armoniosa de los clasiquísimos tangueros Ricardo Tanturi, Alberto Castillo, José Basso, Edgardo Donatto? Sí, y si hay dudas chequen el CV del maestro Almazán. “¿Dónde estudió?”, le pregunto al hombre acompañado de su esposa Lupita, su hijo y su pastor alemán Baisen, que juguetea entre los bailarines pues también baila. Responde así el maestro: “Estudié en Buenos Aires: La Viruta Tango Club, Tango Porteño, Sunderland Club. Y Egresé del Centro Educativo del Tango de Buenos Aires”. Mamita querida, estamos ante un gurú de la danza argenta. Y mexicano, más mérito aún.

En las pausas, alumn@s y maestr@s toman refresco Lulú de Limón, Nescafé Dolca con canela o cualquiera de las bebidas que los miembros de esta milonga traen para hidratarse. Y mientras agitados se sientan para hacer una pausa, sigue sonando la música, pero ya no argentina, sino tropical. Oigo a La Sonora Matancera y “Por qué te empeñas en decir”. Algo un poco más nuestro, para volver de inmediato al Cono Sur.

Si vas los sábados, una aportación voluntaria, buena onda y disciplina te bastarán para aprender. Pero si sos tímido, tímida, y querés gozar el espectáculo como dentro de El Viejo Almacén bonaerense, dejate de pavadas, sentate en una banca y mirá, piba, pibe.

Como es un espacio público y no un bar de La Boca, tienes prohibido disfrutar las ejecuciones tomando licor Fernet, vermut Gancia o un tinto Caballero de la Cepa. Lo que sí podrás es ir a la heladería La Michoacana que está enfrente y por 25 pesos recibir una paleta de mojito. No pidas otra cosa, solo de mojito (si eres mayor de edad). No tienes idea lo que es: se siente en tu paladar la intensidad de la lima, del ron cubano, de la hierbabuena. Sólo contrólate. No más de cuatro. Las vas a saborear como si te deleitara un trago.

Y eso sí, no exijas demasiada ortodoxia en el atuendo. Así como una señora puede bailar en elegantísimo vestido de lentejuelas rojas con abertura en la pierna tomada de la cintura por un señor con moñito y tiradores sujetadores del pantalón, en este escenario párvulos y maestros visten como les da la gana: hasta de pants. Mientras domine la comodidad, todo es bueno. Tango en libertad.

Es muy probable que en tu tarde tanguera veas gente de rasgos asiáticos. “¿Qué es esto, te preguntarás?”. Ocurre que por alguna razón la comunidad china eligió la vecina Calzada Santa Anita para vivir y poner sus deliciosos restaurantes, como el Ka Won Seng y el Ja Fu Lou. Por eso, puedes llegar a las 2 pm, ordenar delicias del Lejano Oriente, (pato laqueado a la pekinesa, sopa wantán, chop suey), caminar para pedir tu postre congelado de mojito y, para cerrar, la Milonga Xola Moderna. Es decir, un viaje Beijing-La Habana-Buenos Aires sin necesidad de aviones. Qué gozadera más barata.

Ahora sí, cae la tarde sabatina, sientes el bandoneón fluir en tu pecho y solo miras, pero piensas: “el sábado que viene sí voy a bailar”.

 

Milonga Xola Moderna: Sábados de 4 a 8 pm, Parque Moderna: calle Juana de Arco, colonia Moderna. milongaxolamoderna@yahoo.com.mx

 

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